jueves, 5 de febrero de 2009

La Semiótica en el Diseño Gráfico
‘’La semiótica es la ciencia de los signos. La reflexión sobre los signos se confundió durante mucho tiempo con la reflexión sobre el lenguaje. Sin embargo, hay una teoría semiótica implícita en las especulaciones lingüísticas que la Antigüedad nos ha legado: tanto en China como en la India, en
Grecia, como en Roma. Los modistas de la Edad Media también formulaban ideas sobre el lenguaje que tienen un alcance semiótico. Pero sólo con Locke surgirá el nombre mismo de «semiótica». En un primer período, la semiótica no se distingue de la teoría general (o de la filosofía) del lenguaje.
Casi simultáneamente, el filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce
(1838-1914) y el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (1857-1913), anuncian teorías sobre los signos. Saussure declara: «La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por lo tanto, comparable a la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc. Es posible concebir así una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social; tal ciencia formaría parte de la psicología social y, por consiguiente, de la psicología general. La llamaremos semiología (del griego semeion, «signo»). Esta ciencia nos enseñará en qué consisten los signos, qué leyes los rigen. Puesto que todavía no existe, no podemos decir cómo será; pero tiene derecho de existencia y su lugar está determinado de antemano». La aportación de Saussure a la semiología no lingüística se limita prácticamente a esta declaración, que, sin embargo, ha representado un papel muy importante en el desarrollo de la semiótica
(Saussure, 1945).
La obra de Charles Sanders Peirce hace posible que la semiótica se convierta en una disciplina, principalmente por sus Collected Papers (Cambridge,
1932). Para este filósofo, la semiótica es un marco de referencia que incluye otros estudios. Apunta: «Nunca me ha sido posible emprender un estudio —sea cual fuere su ámbito: las matemáticas, la moral, la metafísica, la gravitación, la termodinámica, la óptica, la química, la anatomía comparada, la astronomía, los hombres y las mujeres, la psicología, la fonética, la economía, la historia de las ciencias, el vino, la meteorología— sin concebirlo como un estudio semiótico». Los estudios de Peirce son tan variados como los sistemas aquí enunciados, a los que nosotros incluimos ahora el diseño y sus disciplinas. Peirce no dejó una obra coherente que resumiera su doctrina, lo cual ha convertido su obra en un constructo complejo y cambiante.
Otros autores han contribuido progresivamente al desarrollo de la semiótica, como Ernst Cassier con su obra monumental Filosofía de las formas simbólicas,
en la que formula que la función del lenguaje, la articulación de la realidad y su conceptualización, es una comprensión de lo simbólico entendido como todo lo que tiene sentido. Hecho no privativo del lenguaje verbal, sino que lo comparte con sistemas como el mito, la religión, el arte, la ciencia y la historia. El mérito de Cassier es haberse interrogado sobre las leyes específicas que rigen los sistemas simbólicos y sobre su diferencia con las reglas de la lógica: los conceptos múltiples reemplazan a los conceptos generales.



SEMIOTICA DEL SIGNO VISUAL
No todo signo es visual. Por lo tanto, es preciso limitar el estudio del signo en lo relativo al Diseño Gráfico, como disciplina generadora de signos gráficos y , por ende, visuales. Pero antes de abordar los signos visuales, es preciso definir el signo.
Las teorías modernas del signo, procuran abarcar no sólo entidades lingüísticas, sino también signos no verbales. San Agustín escribe una primera definición del signo:
El signo es cualquier cosa que nos haga venir a la mente otra cosa más allá de la impresión que la cosa misma causa a nuestros sentidos (De Doctr.
II.I.I. 5).
Esta definición está ya muy cerca de lo que para Charles Sanders Peirce es un signo:
El signo no es un signo si no puede traducirse en otro signo en el cual se desarrolla con mayor plenitud (Abbagnano, 1986).
Peirce va más lejos del planteamiento hecho por Saussure sobre el signo, que se da como resultado de la relación entre el significante (aspecto material del signo) y el significado (concepto).
Para Peirce, como se ha apuntado arriba, un signo sólo significa dentro de un sistema de signos y sólo en virtud de que los demás signos del sistema también significan. A este proceso de signos se le denomina semiosis, y está constituido por la relación de tres elementos: el signo, el objeto y el interpretante.
Éstas son las principales relaciones triádicas que establece Peirce.
La teoría del signo desarrollada por Peirce es compleja y su explicación desborda la extensión de este somero estudio sobre los signos y su relación con el diseño gráfico.
Así que nos centramos en la tríada de signos que nos sirven para describir las imágenes y las relaciones triádicas de funcionamiento cuya naturaleza es la de los hechos reales:
Un signo visual puede ser denominado:
• Icono: el que está fundado en la similitud entre el representante y lo representado.
• Índice: el que resulta de la contigüidad física entre el representante y lo representado, es decir, un index, que remite a hechos o cosas reales, singulares, de los que depende su existencia.
• Símbolo: aquel signo cuya existencia se basa en una convención social. ’’[1]


Funciones del lenguaje

‘’La función principal de cualquier lenguaje es la de hacer posible el permanente intercambio de mensajes dentro de un contexto en particular. Mediante el empleo de los distintos actos del habla es que toda una colectividad hace posible que los mensajes sean trasmitidos en los diferentes contextos y que, por lo tanto, el proceso de comunicación se lleve a cabo al interior de la sociedad.En la vida cotidiana estamos tan familiarizados con todos y cada uno de los actos del habla que pocas veces nos detenemos a pensar en la manera en que ellos posibilitan el proceso comunicativo como tal. Cuando en la calle alguien nos pregunta la hora o nos solicita que le demos la dirección exacta de un lugar en particular no somos concientes del acto lingüístico que a través de la acción de preguntar y contestar se esta llevando a cabo en ese momento.
En el ejemplo que acabamos de mencionar, el simple saludo o guiño de quien pide la hora o solicita información acerca de un lugar, es de por si un acto de habla fático, en tanto que a través de él es que se ha podido dar inicio al proceso comunicativo entre dos o mas personas, al tiempo que el acto de preguntar y el dar la dirección han sido calorados por los lingüistas como actos de habla mayores. A pesar de que en la vida diaria nos veamos inmersos en este tipo de situaciones, solo los estudiosos del lenguaje son capaces de dimensionar los alcances semióticos y pragmáticos que dichos actos del habla tienen a la hora de establecer los distintos lazos culturales.
El pedir la hora o el solicitar una dirección va mucho mas allá de ser un simple acto empírico ya que éste termina transformándose en una conducta social mucho más compleja de la que en apariencia podría suponerse en un principio. Desde esta perspectiva es posible determinar que lo que sucede en la comunicación es que sencillamente existen mensajes cuya información tiene un carácter netamente informativo (órdenes, datos puntuales sobre alguien o algo) y, otros tantos que conllevan cierta subjetividad tal como sucede con los mensajes que provienen del mundo del arte, la música, la danza, el amor etc.

En líneas atrás ya veíamos cómo el hablar de la cultura significaba hablar de los diferentes procesos de significación y por tanto de comunicación, así como también de la manera en que una sociedad determinada aparecía cuando en el simple entorno salían a flote las distintas relaciones de significación que terminaban por trasformar a éste en medio. De hecho, podría decirse que la cultura es simplemente un fenómeno semiológico que inventa sus propios lenguajes y a través de ellos hace posible el intercambio de objetos entre las sociedades. Y que el lenguaje es el instrumento de comunicación que le sirve a toda una comunidad para manifestar finalidades específicas. Tales finalidades reciben el nombre de funciones.
En el ámbito académico se ha venido discutiendo desde hace algún tiempo si estas “funciones” deben ser nombradas “funciones de la comunicación” o “funciones del lenguaje”. Dentro de nuestro contexto es mejor llamarlas de la segunda forma, ya que como hemos venido señalando líneas atrás, el lenguaje es el vehículo que hace posible la comunicación del idioma y todos los idiomas tienen las mismas funciones. ’’[2]


2. Historias

Harold Laswell
‘’Cientista político estadounidense, se doctoró en la Universidad de Chicago. Entre 1940 y 1945 trabajó en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, como jefe de la División Experimental para el Estudio de las Comunicaciones en Tiempo de Guerra. Su interés por la propaganda política lo llevó a preocuparse por los fenómenos de la comunicación. Fue uno de los más influyentes activistas de la necesidad de desarrollar investigación en materia de comunicación y cumplió un rol importante en poner en marcha la institucionalización de esos estudios. Formuló el conocido e influyente modelo de las 5 preguntas: A ¿Quién, dice qué, a quien, por qué canal, y con qué efecto? Otro rasgo de su obra fue la aplicación de los conceptos del psicoanalista Sigmund Freud a la comprensión de la conducta política. Entre sus principales obras destacan: "Propaganda Technique in the Worl War" (1927); "Politics: Who gets What, When, How" (1936); y "Propaganda, Communication and Public Opinion (1946), con Smith y Casey).’’[3]
Shannen y Weber
‘’Claude Elwood Shannon; Gaylord, EE UU, 1916) Ingeniero estadounidense. Se graduó en ingeniería por la Universidad de Michigan en 1936 y, cuatro años más tarde, obtuvo un doctorado de matemáticas en el Massachusetts Institute of Technology.
Durante su estancia en dicha institución empezó a trabajar sobre el problema de la eficacia de los diferentes métodos existentes de transmisión de la información, tanto mediante el flujo a través de hilos o cables como el aéreo, por medio de corrientes eléctricas fluctuantes o bien moduladas por la radiación electromagnética. Shannon orientó sus esfuerzos hacia la comprensión fundamental del problema y en 1948 desarrolló un método para expresar la información de forma cualitativa.
Las publicaciones de Shannon en 1949 demostraron cómo se podía analizar dicha cuantificación (expresada en una magnitud que denominó bit) mediante métodos estrictamente matemáticos. Así, era posible medir la verosimilitud de la información mutilada por pérdidas de bits, distorsión de los mismos, adición de elementos extraños, etc., y hablar con precisión de términos antes vagos, como redundancia o ruido e, incluso, expresar el concepto físico de entropía como un proceso continuado de pérdida de información. ‘’[4]
‘’Max Weber, Sociólogo alemán (Erfurt, Prusia, 1864 - Múnich, Baviera, 1920). Max Weber era hijo de un jurista y político destacado del Partido Liberal Nacional en la época de Bismarck. Estudió en las universidades de Heidelberg, Berlín y Gotinga, interesándose especialmente por el Derecho, la Historia y la Economía.
Las primeras investigaciones de Max Weber versaron sobre temas económicos, algunas de ellas realizadas por cuenta de los intelectuales reformistas conocidos como «socialistas de cátedra». Desde 1893 fue catedrático en varias universidades alemanas, fundamentalmente en Heidelberg, salvo los años 1898-1906 en que, aquejado de fuertes depresiones, dejó la enseñanza para dedicarse a viajar y a investigar.
En 1909 fundó la Asociación Sociológica Alemana. Fue un gran renovador de las ciencias sociales en varios aspectos, incluyendo la metodología: a diferencia de los precursores de la sociología, Weber comprendió que el método de estas disciplinas no podía ser una mera imitación de los empleados por las ciencias físicas y naturales, dado que en los asuntos sociales intervienen individuos con conciencia, voluntad e intenciones que es preciso comprender. Propuso el método de los tipos ideales, categorías subjetivas que describen la intencionalidad de los agentes sociales mediante casos extremos, puros y exentos de ambigüedad, aunque tales casos no se hayan dado nunca en la realidad; Weber puso así los fundamentos del método de trabajo de la sociología moderna -y de todas las ciencias sociales-, a base de construir modelos teóricos que centren el análisis y la discusión sobre conceptos rigurosos.
El primer fruto de la aplicación de este método fue la obra de Weber sobre La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905); trabajando sobre los tipos ideales del «burgués», la «ética protestante» y el «capitalismo industrial», estudió la moral que proponían algunas sectas calvinistas de los siglos XVI y XVII para mostrar que la reforma protestante habría creado en algunos países occidentales una cultura social más favorable al desarrollo económico capitalista que la predominante en los países católicos. ’’[5]
Roland Barthes
‘’Cherbourg, 1915 - París, 1980) Crítico, ensayista y semiólogo francés. Fue uno de los principales representantes de la nueva crítica o crítica estructuralista. Estudió en el liceo Louis-le-Grand, se licenció en la Sorbona, ejerció la actividad docente en el liceo de Biarritz, en el Liceo Voltaire y más tarde en el Collège de France. Trabajó como periodista literario en Combat, fundó la revista Théâtre Populaire y dirigió la Escuela Práctica de Altos Estudios. Influido por la obra de L. Bloomfield y F. de Saussure, a principios de los años setenta se propuso, junto a J. Kristeva, Ph. Sollers, J. Derrida y J. Lacan, fundar una nueva ciencia, la semiología, para estudiar la naturaleza, producción e interpretación de los signos sociales a través del análisis de textos.
En su primer libro, El grado cero de la escritura (1953), analizó la condición histórica del lenguaje literario y delimitó los conceptos de lengua, estilo y escritura. En Michelet por él mismo (1954) hizo una reconstrucción crítica de la figura del historiador J. Michelet (1798-1874). Una recopilación de 53 artículos publicados inicialmente en la revista Les Lettres Nouvelles, entre 1954 y 1956, se transformó luego en Mitologías (1957), uno de sus libros más famosos, en el que consideró sistemáticamente, en bloque, "a esa especie de monstruo que es la pequeña burguesía", para comprender sus abusos ideológicos.
En 1964 aparecieron los Ensayos críticos, en los que tomaba en consideración los puntos sobresalientes de la temática literaria más viva en Francia, afrontando de lleno, en una confrontación crítica con el estructuralismo, la problemática del significado de la obra literaria. Los esfuerzos de Barthes también se encaminaron a sentar, de manera crítica, las bases de una teoría de los signos, es decir, de una "semiología", intentando situar la ciencia de los signos -en el sentido más lato del término- dentro del campo de la lingüística: Elementos de semiología (Éléments de sémiologie, 1964), Sistema de la moda (Le système de la Mode, 1967). ‘’[6]
Saussure
‘’Ginebra, 1857-id., 1913) Lingüista suizo. Estudió sánscrito en Leipzig, bajo el influjo de la escuela de neogramáticos, que pretendía renovar los métodos del estudio de la gramática comparada. En 1879 publicó con éxito una Memoria sobre el sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas, y un año después leyó su tesis doctoral, Sobre el empleo del genitivo absoluto en sánscrito (1880), a partir de lo cual fue nombrado profesor de gramática comparada en la École des Hauts Études de París, y participó activamente en los trabajos de la Sociedad lingüística.
En 1891 regresó a Ginebra, donde fue profesor de sánscrito y, entre 1907 y 1910, de gramática comparada y de lingüística general. Fueron sus discípulos C. Bally y A. Séchehaye quienes publicaron su Curso de lingüística general (1916), una síntesis de sus tres últimos años como profesor extraída a partir de los apuntes de clase.
A pesar de que la repercusión de dicha obra no fue inmediata, sí resultó decisiva para el desarrollo de la lingüística en el siglo XX. A sus lecciones se deben una serie de distinciones fundamentales, tales como la de lengua (sistema ideal y social) y habla (realización concreta, individual), pero sobre todo su definición de signo como entidad psíquica formada por un significante y un significado, los cuales serían inseparables. ‘’[7]
Habermas
‘’ (Düsseldorf, Alemania, 1929) Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la llamada «segunda generación» de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el conocido Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. Su ingente obra filosófica trata de recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis, frente a la pretendida neutralidad de los saberes positivos y científicos. Según Habermas, no es posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la cual aquellos saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una razón meramente instrumental. Resultado de ello, de acuerdo con su crítica, es la creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la despolitización de los ciudadanos. Habermas propone una «razón comunicativa», cuyo fundamento sería el carácter intersubjetivo y consensual de todo saber, y que devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.’’[8]


[1] http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371963211250752912257/030312.pdf?incr=1
[2] http://cursosemiotica1.blogspot.com/2007/08/funciones-del-lenguaje-augusto-solrzano.html
[3] http://www.rrppnet.com.ar/biografias.htm
[4] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/shannon.htm
[5] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/weber_max.htm
[6] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/barthes.htm
[7] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/saussure.htm
[8] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/habermas.htm

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